Forjadores de una industria escénica
Por: Javier del Valle
Especial para ESCENARIO
13 de octubre de 2007
Cada vez que se acerca un festival de teatro, los que amamos el arte escénico nos llenamos de una mezcla de ilusión y esperanza. Por un corto período sentimos que el teatro es una gran industria que permite que nuestros pares teatreros vivan una inusual bonanza. Al mismo tiempo, experimentamos cierto orgullo de colaboración con el fortalecimiento cultural del país.
Entre las principales festividades que año tras año podemos disfrutar se encuentran el Festival de Teatro Puertorriqueño del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), Festival de Teatro Internacional del ICP, Festival de Teatro Experimental del Ateneo Puertorriqueño, Festival de Teatro de Caguas, Festival de Teatro Infantil de Caguas, Festival de Teatro Físico y Pantomima de Puerto Rico y el Caribe, Festival de Teatro del Tercer Amor de Coribantes y el Festival Internacional de Teatro Deportivo e Improvisación IOCUS.
Es innegable que cada una de estas efemérides permite el crecimiento por la afición teatral en Puerto Rico, además de robustecer la visión estética y de contenido de los que se dedican al milenario arte de las candilejas. La exposición a nuevas tendencias, nuevas formas e interpretaciones, son garantía de una evolución en la oferta futura de nuestros artistas pues se aprende de la excelencia y de las carencias.
La inclusión de eventos y actividades de crecimiento profesional y espacios de discusión, debe ser medular a la hora del diseño de cada festival. Tanto la comunidad general, como el gremio teatral, ampliarían sus horizontes si pudieran formar parte de talleres, charlas, mesas redondas, mini cursos, foros, muestras, exhibiciones o conferencias.La oportunidad de compartir conocimientos y vivencias entre los gestores y participantes de cada trabajo escénico y su público o colegas, aquilata y enriquece cada evento.
Hemos sido testigo de la poca creatividad o descuidos mostrado por algunos organizadores en su programación festivalera. A veces olvidan la importancia de llegar más allá del escenario. Para evitar salas vacías podría tomarse en cuenta el recurrir a campañas de mercadeo más agresivas que incluyan descuentos por volumen, venta de abonos o boleto único de participación general. En muchos de los casos, la publicidad queda en mano de cada una de las producciones, desaprovechando la economía que permite un trabajo de comunicación integrada.
Al día de hoy nos encontramos justo en medio de la oferta del Trigésimo noveno Festival de Teatro de Caguas, que se extiende hasta el 4 de noviembre. Este evento, que es el más longevo fuera del área metropolitana, ha exhibido altos niveles de calidad en su oferta 2007.
Desde el pasado jueves tenemos a la mano la oportunidad de presenciar la cuadragésima tercera edición del Festival de Teatro Internacional del ICP. En este lance, que se extiende hasta el 9 de diciembre tendremos la oportunidad de disfrutar de una amplia gama de trabajos de compañías nacionales e internacionales.
Esperemos que la efervescencia teatral motivada por estos acontecimientos que nos permiten visitar altares de tramoyas, diablas, candilejas, cicloramas, telones y bastidores afiancen las ganas de ver y hacer teatro en Puerto Rico. Ya es hora de que despertemos del romanticismo y nos percatemos de la gran industria virgen que hace anos tenemos en nuestras manos.
1 comentario:
Urge un coordinador
Por Pedro Rodiz
Quisiera reaccionar a una columna que escribió Javier del Valle para el periódico El Vocero, que está disponible en www.teatropr.blogspot.com y que lleva por título: Forjadores de una industria escénica. El mismo salió publicado cuando estaba en España, por tanto, no lo había leído hasta hace unos días. Más que reaccionar debería decir que quiero ampliar ya que concurro plenamente con sus planteamientos.
El artículo es sumamente provocador ya que nos hace pensar en la actividad teatral como una industria que genere ganancias económicas y no pérdidas como actualmente sucede.
Los trabajadores de este arte soñamos con vivir de y para el teatro; no de otras tareas que no hacen más que restarnos tiempo y esfuerzo de lo que realmente nos interesa.
En síntesis, Javier propone que se incluya “eventos y actividades de crecimiento profesional y espacios de discusión”. También aboga por actividades paralelas a los festivales tales como “talleres, charlas, mesas redondas, mini cursos, foros, muestras, exhibiciones o conferencias”. Vengo de un festival de gran envergadura, y les aseguro que las actividades paralelas son las que lo enriquecen grandemente.
Pero una medida que me parece que hay que tomar en consideración es la de: “Para evitar salas vacías podría tomarse en cuenta el recurrir a campañas de mercadeo más agresivas que incluyan descuentos por volumen, venta de abonos o boleto único de participación general. En muchos de los casos, la publicidad queda en mano de cada una de las producciones, desaprovechando la economía que permite un trabajo de comunicación integrada”. Si ha funcionado con el Baloncesto Superior Nacional, ¿por qué no puede funcionar para el teatro?
En todo esto he venido pensando en estos días, cómo hacer que nuestros festivales nacionales funcionen como deberían.
En el caso de los festivales de teatro que auspicia el ICP lo que ha faltado es un coordinador/a. Se ha partido de la premisa –y en esto me incluyo- de que la gente que trabaja en la oficina del Programa de Teatro y Danza son los que deben coordinarlo todo. Y me parece que eso no está dentro de sus funciones. Ellos están para seleccionar unos proyectos y subvencionar aquéllos que así lo ameriten. Con esto no quiero decir que el sistema sea perfecto pero así funciona por el momento.
Ahora me pongo a pensar en lo injusto que he sido con esa oficina. Ese pájaro mucho ha volado para ser pichón.
Así que para que lo que plantea Javier del Valle funcione, el Programa de Teatro y Danza debe contratar a un coordinador/a, una persona externa al programa, con conocimiento en mercadeo y relaciones públicas para que coordine todo el evento. Y esa persona no puede ser de la oficina de prensa del ICP, ya ellos tienen suficientes obligaciones como para dejarle el monitoreo de nuestros festivales nacionales, que ya de por sí, son muy largos y complejos.
Entre sus tareas puede ser la coordinación, junto con la oficina de prensa de dicha entidad, de toda la promoción de las obras. Es decir, no promocionar obra por obra sino todas las obras como un todo. Eso ayudaría a que lo periódicos no se llenen de comunicados de prensa individuales, sino que se podría buscar la forma de sacar la noticia de cada una de las propuestas. Hasta se podría sugerir la posibilidad de que algún noticiero de algún canal de televisión adopte el Festival y a cambio se le den las exclusivas de cada una de las propuestas. Lo mismo se podría hacer con las estaciones radiales.
También se podría encargar de vender pautas comerciales en las que se le daría promoción al producto o al servicio en todas las obras. De esta manera sería más atractivo para empresas, que sus productos van dirigidos a las masas, a interesarse por nuestro mercado. Al final, las ganancias de esas ventas, se repartirían en partes iguales para todas las compañías. Eso no invalida los esfuerzos individuales, lo que hace es ampliar la oferta.
Ese coordinador/a debe estar involucrado activamente en todas las facetas del Festival, no puede ser un espectador más. Es la persona que está a cargo de todas las actividades paralelas para que todo sea un éxito. Les quita un peso tremendo a los productores de teatro y todo el esfuerzo se filtra a través de esa persona.
Aunque en otros festivales de teatro del País existe un coordinador/a, por lo general, sus labores se limitan a ciertas funciones “burocráticas”, pero el peso del trabajo recae básicamente en cada uno de los productores de teatro que participen de ese festival. Por eso cada uno hala para su lado. Por eso el desbalance en la promoción. Aquél que tenga mejores contactos se moverá mejor. Esto ayuda a su parcela pero en nada aporta al desarrollo del teatro en general.
En resumen, el coordinador/a debe tener visión y compromiso. Y los festivales de teatro deben trabajarse como un todo.
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