Festival de Títeres del ICP (comentario)

Y los títeres divirtieron
Por: Javier del Valle
Especial para EL VOCERO
(Foto de EL VOCERO/ Lidith Ramos)

El pasado fin de semana tuvo lugar el Séptimo Festival de Teatro de Títeres del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). Cientos de niños acudieron junto a sus padres y parientes a los teatros Victoria Espinosa y Francisco Arriví donde encontraron diversión y valiosas lecciones.
La jornada sabatina incluyó en cartel las piezas “El gato perezoso” y “El múcaro enojado”.
La primera fue realizada por Títeres de Borikén en el Victoria Espinosa, dirigida por Francisco Torres, a quien se le dedicó el festival. Una introducción por parte de Torres como “el titiritero”, mostró a los niños sus títeres y guiñoles, mientras le insuflaba vida ante los inocentes ojos de los pequeñines.
Por el teatrino en forma de castillo, desfiló toda una fauna de personajes que hizo cantar y saltar a los espectadores. La pieza “El gato perezoso” del autor cubano Fidel Galván, fue el plato fuerte. Un gato que no sabía de ratones, y que su estadía como mascota se veía amenazada, era engañado por un roedor. El ratón le toma el pelo pero luego recibe su lección.
Es una pena que el trabajo de esta compañía con 40 años de experiencia no presentara una puesta a la altura de su experiencia. El manejo de los títeres fue inseguro. Los niños aprecian un trabajo bien realizado.
Entrada la noche, Títeres Cibuco presentó “El múcaro enojado” en el Arriví. Esta versión de Germán Colón del cuento tradicional “el plumaje del múcaro” resultó en una atractiva producción. Contó con la narración del Payaso Juglar y los bailes de la Compañía Personajes de Sonia Malavé.
El conocido cuento del múcaro que recibe las plumas de sus amigos para que asista elegante a una fiesta sufre algunas variantes que resultan positivas. La participación de Juglar habría resultado más efectiva si el texto no fuera grabado.
Sólo nos resta esperar por el próximo evento para niños, que esperamos sea el Festival de Teatro Infantil del ICP, que a tantos rincones del país llevó alegría alguna vez