Por Javier del Valle
Especial para Escenario
Publicada en El Vocero (24 de septiembre de 2007)
Son varias las versiones, que a partir de la película Clue (1985) de Jonathan Lynn, se han realizado del “juego de la sospecha”. Desde la escenificación de una boda en la que aparece un muerto, hasta la versión riopedrense de Freddy Acevedo.
Ahora toca el turno de “Asesinas de boutique” que se monta en la ola del teatro de enredo, con un muerto a cuestas.
El pasado viernes subió al escenario del Teatro Ambassador en Santurce, la pieza protagonizada por Amneris Morales, Luz María Rondón, Marian Pabón, Linnette Torres, Sara Jarque, Tita Guerrero y Maricarmen Avilés. El momento no podía ser mas lucido, pues a pesar de los múltiples estrenos y reposiciones durante este fin de semana el montaje dirigido por Albert Rodríguez estuvo abarrotado de público.
La acción de “Asesinas de boutique” debe girar en torno al asesinato del empresario “Domingo Espinosa”, el día de su cumpleaños. Mientras su familia inmediata y amistades se juntan para recibirle con una fiesta sorpresa, tormenta eléctrica provoca un apagón. Al restablecerse la energía aparece el esperado muerto. Este es el momento para comenzar a descifrar cual de las damas es la responsable de tan atroz asesinato.
Cada actriz de este elenco es sin duda una carta probada. Dejándonos llevar por la reacción de la audiencia, Linette Torres y Luz María Rondón fueron las más celebradas de la velada.
El libreto de Denis Manuel Rivera carece de enredo. La noticia de la muerte no sucedió hasta casi pasada una hora de representación. Los personajes divagan entre las ramas durante el ejercicio simple de definirse frente al público. Chistes y comentarios sobre los gustos y visiones de cada una convirtieron la escena en un enredo de lenguas y no de trama. Por lo menos el público rió bastante ante la gracia de las intérpretes, en lo que aparecía el esperado difunto. El desenlace, que se vale de esbozar las teorías del asesinato y los motivos en cada una para ser la sospechosa, resulta simplón y apresurado. El bosquejo de la pieza debe centrarse en buscar a la asesina y no en la exposición de personajes.
Un gran acierto del autor y el director es tratar la puesta como una farsa novelera de los ‘70. Acordes musicales de novela barata, diseñados por Chenan Martínez, añaden un divertido toque estridente y estereotipado a la acción.
Las tenues luces de Alberto Segarra necesitan una revisión urgente. El exceso de sombras en las paredes es incomodo para la vista. El decorado de Edwin Guevarez no refleja la salud económica de los personajes. Luís Santiago y Christian Nieves realizan la utilería, el vestuario es responsabilidad de Annie Jo Galib y Laura Teresa, mientras el maquillaje lo es de José Raúl González.
“Asesinas de boutique”, producción de Gary Homs y Armando Viota para Puertazul, continúa el próximo fin de semana a las 9:00 pm en el Ambassador.