Por: Javier del Valle Especial para EL VOCERO
La gordura se ha convertido en pecado abominable. La obsesión por una apariencia que responda a los cánones impuestos por la televisión y las revistas rige la vida de muchos. Cada libra de más opaca la capacidad del menos pesado para reconocer atributos en personas obesas. Parece como si tuviéramos que tratar clínicamente la actitud hacia la condición, más que a la condición misma.
La agridulce comedia “Fat Pig” de Neil LaBute, subió a escena el pasado viernes en el recién estrenado Teatro Victoria Espinosa en Santurce. La pieza dirigida por Ricardo Santana se aleja de lo que podríamos considerar una comedia romántica, de superación o de reivindicación.
Tom (José Brocco) es un ejecutivo exitoso, trabajador, de buen físico y soltero. Es amante del deporte y de las conquistas amorosas. Elena (Nancy Millán) es una mujer atractiva, capaz, inteligente, simpática, sensual y soltera. Un encuentro casual en una cafetería enciende la chispa entre ambos. En la oficina Carter (José Santos Ferrer) y Jeannie (María Bertólez) critican a Tom por involucrarse con alguien tan “diferente”. Elena es obesa, y Tom debe luchar por vencer prejuicios. Hasta aquí los ingredientes para una comedia romántica digna de algún canal de televisión para público femenino.
La pieza se nutre de momentos cándidos, encuentros amorosos, agrias disputas, situaciones cómicas y profundas reflexiones. El escrito de LaBute trasciende el estereotipado romance escénico del amor que todo lo puede, todo lo da y todo lo soporta.
El protagonista lucha una batalla con el mundo de lo superficial con una intensidad cuestionable, mientras Elena vive rendida ante comentarios e insinuaciones. La chica percibe alusiones a su peso en cada frase o mirada. Está más consciente de su tamaño, de los que lo están los otros, lo que le hace correrles la máquina a sus interlocutores con el uni-tema del peso. Su supuesto humor negro se convierte en una actitud ácida y auto lacerante. Aunque la apariencia de la comedia es de cuento de hadas, su desarrollo nos hace poner los pies sobre la tierra; nada de cuentos color de rosa.
Los actores abordan sus personajes con gran naturalidad, haciendo de la propuesta una refrescante. José Brocco y Nancy Millán compenetran sus interpretaciones con sutileza. Dan espacio al romance y la reflexión con especial candidez. María Bertólez está más que exquisita. Su acelerado ritmo conquista la risa del público con cada aparición. Tal vez José Santos concentra demasiado su extrovertido y banal Carter en lo físico, proyectando un trabajo efectista.
La efectiva dirección de Ricardo Santana, proyectada a dos lados, convierte el escenario un pasillo central. Debe velar por rutinas innecesariamente astracanadas que restan fuerza al montaje. Las luces son diseñadas por María Cristina Fuste, escenografía y utilería de Wendel Agosto y Christian Nieves y musicalización del mismo Santana.
“Fat Pig” producida por El Secreto Mundo continúa en escena hasta el próximo fin de semana con funciones viernes y sábado a las 8:30 y domingo a las 4:00 p.m. El Teatro Victoria Espinosa está ubicado en la Calle del Parque, esquina Ponce de León (Junto al Teatro Arriví, frente a El Josco).
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